El Gobierno nacional sufre otro 1° de mayo marcado por reclamos sindicales y un paro general que afecta distintos rubros a pocos meses de las elecciones primarias.

David Pérez Anaine – Periodista UMaza

Durante finales del siglo XIX y principios del XX, Argentina se había transformado en un paraíso de oportunidades de trabajo para inmigrantes provenientes de distintas partes de Europa que veían en estas tierras inmejorables opciones para comenzar una nueva vida junto a sus familias. Años antes, Juan Bautista Alberdi -autor intelectual de la Constitución Nacional Argentina y gran defensor de la inmigración- afirmaba en su obra Bases y puntos de partidas para la organización política de la República Argentina (1852) que “gobernar es poblar”, pero no poblar de cualquier manera, sino con educación, propendiendo al progreso, grandeza y prosperidad de la patria.


Fuente: Página 12

¿Qué pasó desde ese entonces a la fecha? Multiplicidad de gobiernos democráticos y de facto que se fueron turnando de forma intermitente para hacerle daño a un país que prometía convertirse en una potencia económica mundial. Hablamos de una Argentina que fue catalogada como el granero del mundo y que luego fue víctima de una casta política que rara vez asume las consecuencias de sus propios actos. Ese país ya no existe, solo vive en los registros históricos y en la memoria de algún nostálgico.

No es casualidad que estemos recordando estos hechos un primero de mayo, fecha en la que se celebra, en casi todos los lugares del mundo, el Día Internacional del Trabajador: un homenaje a los “Mártires de Chicago”, un grupo de huelguistas estadounidenses que, en 1886, se manifestó en reclamo por la reducción de la jornada laboral a ocho horas. Este conflicto, que desató enfrentamientos entre obreros y policías, concluyó el tercer día cuando un desconocido le arrojó una bomba a los policías que estaban reprimiendo. El incidente fue conocido como la Revuelta en Haymarket, y como consecuencia de esto, la Justicia ordenó pena de muerte contra cinco de los manifestantes.

Debemos reconocer que estos reclamos no perdieron vigencia a pesar del tiempo. La situación en Argentina -país que como contábamos llegó a estar entre los más ricos del mundo- es cada vez más delicada en el plano laboral. Según los últimos datos oficiales, registrados en el tercer trimestre del 2018, son casi 4 millones de personas las que tienen problemas con el empleo, es decir hubo un crecimiento interanual del 0,7% en los índices de desocupación. La situación es tan preocupante, que San Cayetano tuvo que solicitar licencia porque no daba abasto con todos los pedidos de los fieles.

Los principales perjudicados son los jóvenes y las mujeres. Según el INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos), el 51,6% de las personas desocupadas son jóvenes: y de ese número, el 51% son mujeres. La problemática afecta de sobremanera a los jóvenes profesionales que se encaminan a su primer empleo y ven todas las puertas cerradas. Este segmento ve frustradas sus oportunidades laborales y comienza a emigrar al viejo conteniente en busca de las oportunidades que no encuentran en su país. Situación inversa a la de principios del siglo pasado.

En Argentina, los reclamos por el Día Internacional del Trabajador comenzaron ayer con un paro general -el quinto de la era Macri- convocado por la mayoría de las centrales sindicales que afectó a los rubros del transporte público, transporte automotor de cargas, algunas dependencias estatales, hospitales públicos, kiosqueros, bancarios y a la educación en todos sus niveles. “Vamos a seguir peleando ante este Gobierno de ajuste”, declaró Pablo Moyano, líder de los camioneros, durante la marcha hacia Plaza de Mayo. Para hoy, se espera otro paro en el sector del transporte y distintos actos sindicales en alusión a este día.

Todavía no se han escuchado voces oficiales al respecto. Tampoco podemos esperar grandes respuestas por parte de un gobierno que durante su campaña prometió, entre otras cosas, eliminar el impuesto a las ganancias, mantener el precio del dólar, crear puestos de trabajo legítimos, mejorar la situación económica y elevar los sueldos acordes a los niveles de inflación. Este año no solo se vencerán muchos de los bonos en dólares, sino también la confianza con los votantes en un año marcado por elecciones presidenciales.