Qué difícil es alcanzar nuestras metas cada inicio de año cuando se nos agotan las ganas, cuando nos vemos arrollados por miedos o incertidumbres y preocupaciones. Nuestro objetivo de lograr ese ascenso en el trabajo, ganar esa competencia, bajar esos kilos de más, comenzar a hacer ejercicio, mejorar la relación con los hijos, darle más tiempo a la familia o resolver esa situación amorosa requiere que nos impliquemos y apliquemos y a veces nos vaciamos de motivación antes de lo previsto, a veces no pasan ni los dos primeros meses y ya llegamos a olvidar lo que queríamos conseguir debido a los innumerables distractores entre el trayecto y la meta, finalmente perdemos la ilusión por lograrlo.

El desgaste producido por el estrés nos hace perder la constancia y dejamos de pelear por lo que nos ilusiona. En la psicoterapia usamos técnicas para alcanzar metas y una de ellas es la de potenciar la necesidad de hacer el esfuerzo, aquí vale la pena atreverse a ser de esas pocas personas que están dispuestas a pagar la factura por lo que deciden hacer.

Si queremos tener resultados en los habituales propósitos de inicio de año debemos afrontar una realidad: Toda decisión implica una renuncia ¿a qué estás dispuesto a renunciar con tal de conseguir tu tranquilidad? Muchos acuden a consulta agobiados por una ansiedad de aquel objetivo que no alcanzan o por el choque entre lo que quiero y lo que debo hacer y es ahí donde surgen los dilemas que nos causan tanta infelicidad.

Estar motivado para hacer algo siempre irá de la mano con renunciar a algo o a alguien, es mutuamente complementario aunque insistamos en dividirlos, son como las caras de una moneda.

Al resolver lo que queremos, hay que atender también lo que perdemos, que muchas veces no será de nuestro agrado porque nos hace sentir inquietos o nos hace quedar mal. La buena noticia es que al afrontar aquello que nos da displacer encontraremos el impulso necesario para permanecer en nuestro objetivo.

Conseguir calma y tranquilidad es algo que muchos ansían, pero por más que se esfuerzan pareciera que se sienten más inseguros y atribulados. Las personas ansiosas o preocuponas usan el recurso del conformismo cuando no les alcanza el dinero para esas añoradas vacaciones o cuando se ven obligadas a llevar a cabo un plan que no querían, cuando hay que cambiar de empleo, etc.

La vía para encontrar la serenidad sin dejar de ser productivo está en aprender a renunciar a ciertas cosas, pero el simple hecho de pensar en tener que renunciar a algo ya produce malestar psicológico, ¿cómo lograrlo? La clave está en cómo nos enfrentamos a esas renuncias, si decido aprender a convivir con lo que no puedo cambiar genera una inmediata calma, pues no es lo mismo “caerse que tirarse”, el hecho de ser tu decisión el transitar por esa ruta te fortalece.

Hay algunas renuncias que son necesarias para sentirse bien y que a veces ignoramos que las tenemos o no nos damos cuenta que ahí están. Negarnos a soltar o dejar ir algo o a alguien es igual a no aceptar una renuncia y los estragos de esta resistencia nos producen ansiedad, angustia o impotencia. ¿Has pensado en una lista de renuncias antes de una lista de nuevos propósitos?

Algunos ejemplos de renuncias que deberíamos aceptar para generarnos bienestar son:

  1. Renunciar a dar siempre una buena imagen (sin caer en el extremo opuesto, claro)
  2. Renunciar a cumplir con las expectativas que los demás tiene de nosotros
  3. Renunciar a mantenerte en tu zona de confort
  4. Renunciar a la fantasía de creerme indispensable en el trabajo para que las cosas salgan bien
  5. Renunciar al pensamiento mágico de que con solo desearlo bajaré de peso
  6. Renunciar a la fijación de tener la misma relación romántica de antes cuando han transcurrido los años y la relación ha madurado.
  7. Renunciar al pensamiento mágico de ser perfecto, que sólo me ha traído tensión y autodesaprobación
  8. Renunciar a hacer encajar varias cosas a la vez, queriendo exprimir hasta el último segundo del reloj
  9. Renunciar a la arbitrariedad de que el otro cambie para que yo sea feliz
  10. Renunciar a la evaluación social para tomar mis decisiones

Toda decisión implica una renuncia, cuando la decisión es tuya todo funciona. Aplícala en este inicio del 2021.

Sígueme en Facebook como: Doctora Miroslava Ramírez para más temas de Bienestar Emocional