Por Armando García.

Director de Nuestra América Magazine en los Estados Unidos de América.

AmericaUS

En los últimos días, la severidad de la propagación de la pandemia del Coronavirus en los EE. UU., en casi todo el país, escuelas, empresas, bares, restaurantes han optado por cerrar sus puertas. También, se han cancelado eventos deportivos y conciertos, y se insta a las personas distanciarse de todas las personas, no saludarse, no besarse, no tocarse, hasta el punto de casi encerrarse en sus casas para evitar el contagio, ya sea que se esté enfermo o no.

El presidente Donald J. Trump tardó mucho en reaccionar y en tomar acción. Su ignorancia, inestabilidad emocional, demagogia, solipsismo y venganza demuestra su presidencia fallida; la cual puede conducir a una catástrofe nacional. La perspectiva de Trump como comandante en jefe debería provocar un escalofrío en la columna vertebral de cada estadounidense.

El presidente y su administración son responsables de errores graves y muy costosos, especialmente los casos de falta de materiales de protección y la decisión de evaluar a muy pocas personas, además de la demora en ampliar que se realicen pruebas a los pacientes en laboratorios fuera de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y los problemas en la cadena de suministros.

Estos errores crearon una falsa sensación de seguridad. Lo que ahora sabemos es que el coronavirus se propagó en silencio durante varias semanas, sin que nos hubiéramos dado cuenta. Trump dijo hace unos días que el Coronavirus es un enemigo silencioso o invisible. Los esfuerzos de contención y mitigación podrían haber disminuido significativamente su propagación si se hubieran atendido tempranamente.

Trump en sus primeras exposiciones publicas ante la posible epidemia dijo que el Coronavirus era pasajero y que no habría que preocuparse. Esta información falsa del presidente es la más alarmante de toda su administración. Día tras día tras día, negó descaradamente la realidad, en un esfuerzo por mitigar el daño económico y político que enfrentaba. Pero Trump está en el proceso de descubrir que no puede girar o twittear para salir de una pandemia. Trump tiene la costumbre de mentir y salirse con la suya, sin que nadie le diga nada.