Jürgen Klopp y Mohamed Salah tuvieron hambre de desquite. En el 2018 Real Madrid acabó con la ilusión de los dos. El delantero se vio perjudicado por una lesión en el hombro. Todos recuerdan el llanto del punta cuando salió del Olímpico de Kiev. Era el encuentro de su vida y no lo pudo completar, entregó parte de sus sueños en aquella tarde. Ese dolor físico no lo hizo llegar bien al Mundial. Por otra parte, el entrenador se quedó con las ganas en dos ediciones de la Champions. En el 2013 dirigió al Borussia Dortmund y cayó ante el Bayern Múnich. El técnico, muy reconocido por sus estilos y valores, necesitaba revalidar su trabajo con una chapa pesada.

La previa brindó un emotivo homenaje a la Perla José Antonio Reyes, muy recordado por vestir la camiseta del Arsenal. El ex futbolista falleció el mismo día en un accidente de tránsito. Los Reds vieron la señal del triunfo segundos después del pitazo. Mano de Moussa Sissoko y penal a favor. El árbitro Damir Skomina tomó una decisión polémica. ¿Fue sancionable o no?. El egipcio remató con categoría y Hugo Lloris no llegó a evitar el tanto. El resultado frenó a un rival tibio y sin respuestas inteligentes. El escuadrón de Mauricio Pochettino recurrió a las pelotas largas improductivas. Harry Kane volvió a la titularidad e intervino a cuenta gotas. El atacante que fue goleador de Inglaterra en Rusia, sintió la falta de juego elaborado, el rendimiento colectivo conspiró en su contra. Las pocas veces que participó mostró su jerarquía, de todos modos no alcanzó para el rigor físico del nivel profesional.

El ganador presionó alto en todos los sectores del campo de juego. En ese ítem marcó la gran diferencia. A nivel técnico el trámite fue parejo. El esférico pasó más tiempo en el aire. La parte media despareció, los dos equipos jugaron a un ritmo vertiginoso y contraproducente. Los exquisitos no tuvieron su espacio. El conjunto del alemán se destacó por las subidas de Alexander Arnold y Andrew Robertson. El primero sorprendió con un remate cruzado desde afuera del área. Mientras que el defensor escocés exigió de manera notable a Lloris. Los laterales fueron claves para provocar peligro, el motor ofensivo. En el complemento Mané mostró su sello individual. Una acelerada del senegalés terminó con un disparo apenas desviado de James Milner.


Liverpool se proclamó campeón de la Liga de Campeones. Venció 2 a 0 al Tottenham en el Wanda Metropolitano. Jürgen Klopp y Mohamed Salah se sacaron la espina del ojo. En el 2018 habían perdido la final contra el Real Madrid.

El rival sufrió la ausencia de un plan B, la desventaja repentina quemó los papeles. La consecuencia fue un intento exagerado de verticalidad, sin una hoja de ruta precisa. Christian Eriksen no comandó el juego como saber hacerlo. Son Heung-Min estuvo muy solo arriba, recién en el segundo tiempo se vieron algunos destellos del coreano. Le metió una habilitación a Dele Alli que desaprovechó su chance con un tirito débil. Mauricio Pochettino demoró en colocar a Lucas Moura. El brasileño había sido héroe en la semifinal ante el Ajax, incluso no se entiende como no integró el once. Desde su ingreso, los Spurs experimentaron sus mejores minutos. En los últimos 20 empujó contra el arco de Alisson Becker. Sin embargo, el portero estuvo en su noche. La tapada más notable fue al tiro libre del mediocampista danés.

Los blancos se despertaron tarde y lo pagaron. La definición cruzada y efectiva de Origi cerró la función, el golpe certero del belga derrumbó las aspiraciones del Tottenham. El DT Argentino clasificó al club a una final luego de 136 años. El sábado perdió la batalla estratégica a manos de su colega. La Champions de las sorpresas, Real Madrid, Barcelona y Bayern Múnich no pesaron en la competición. Es la Sexta Liga de Campeones del Liverpool. También fue una revancha para Klopp y Salah, hoy triunfantes y felices.