Parece mentira que Tigre tenga que jugar en la segunda categoría del fútbol argentino. Las explicaciones son diversas. Pero podemos resaltar dos principales: El mal desempeño durante dos temporadas y un virus que se llama Promedio. Este sistema de descensos fue implementado en 1983 cuando Julio Humberto Grondona ocupaba el cargo de presidente de la AFA. El club de Victoria realizó una buena campaña en el último campeonato de Primera División. Bajó a la B Nacional con ocho partidos invictos y nueve triunfos en 25 jornadas. No alcanzaron las epopeyas con Vélez, River y Rosario Central. Comenzó el 2018/19 en el subsuelo de la tabla roja. Desde las penumbras rozó el milagro, estuvo a punto de tocarlo con las puntas de los pies.

El sábado venció 2 a 0 a Racing. Lo que mostró en la Copa de la Superliga no es producto de un acto de magia ni de ninguna experiencia sobrenatural. No enfrentó a cualquier rival, en la vereda opuesta estuvo el campeón. Sin embargo el equipo de Néstor Gorosito mostró sus pergaminos, encabezado por el liderazgo de Walter Montillo y una legión de futbolistas que acompañaron la función. Ojos en la nuca, calidad en su botín, serenidad en cada maniobra, una gambeta desequilibrante y un guante para poner la pelota en el lugar indicado. Aquel exquisito que se destacó en la liga brasileña, resurgió de sus molestias físicas. Las lesiones hicieron que coquetee con el retiro. La Ardilla, regresó al país latinoamericano con ganas de derribar mitos. Un organizador que recuerda, por sus características, al ex Barcelona Juan Román Riquelme.


Tigre es uno de los mejores equipos de la Argentina. A pesar del descenso ratifica su nivel con frecuencia. El fin de semana se aprovechó de un Racing que durmió la siesta. Los puntos altos de un club que sufrió los males del promedio.

Diego Morales es la segunda carta creativa, el comodín. El volante viste la número diez en su dorsal, una camiseta con historia y peso especifico. El trote lento de Cachete despista. Si pestañeas

habilita a un compañero de frente al gol. Sumar a dos elegantes es una ventaja en un presente tan táctico y aburrido. El espectáculo no sabe de resultados.

La joyita ocupa el centro del verde césped. Lucas Menossi es un cinco de 26 años con una proyección profesional asombrosa. Recupera, distribuye el esférico y conecta al mediocampo y el ataque. Pisa el área contraria con facilidad y llega a la definición. Muy prolijo y de perfil bajo, no ocupa las tapas de los principales medios. Para jugar con naturalidad no lo necesita. En el ala ofensiva, Federico González concretó once gritos, siempre secundado por la habilidad y frescura de Lucas Janson.

El Matador no posee la fama de Boca o River y puertas afuera es desconocido. El grosor esta armado por experimentados. Jorge Ortiz, Galmarini, Montillo, el “Chino” Carlos Luna y “Cachete” Morales, todos buscaron salvarlo. Argentina es diferente a España, Italia e Inglaterra donde solo se tienen en cuenta los puntos de la tabla anual. La liga albiceleste es más compleja. Las unidades logradas en tres años se dividen por los encuentros disputados en ese periodo. De esa manera equipos que hicieron buenos torneos bajaron de categoría. Nuevos planteles pagaron los platos rotos de viejas temporadas. Por ejemplo, Talleres de Córdoba en el 2003 salió tercero y perdió la divisional. Tigre tampoco merecía ese final. La filosofía futbolera de Pipo Gorosito es una bajada de línea sana, sus players nunca renunciaron al estilo lujoso. El futuro del DT es una incógnita, pero si el grupo no se desarma, es un candidato al ascenso.