El tercer movimiento de esta  sinfonía que es molto vivace o muy enérgica y su música frenética que se transforma en una danza guerrera contra los malos espíritus que convoca a los antepasados, nos traslada al caótico escenario en el que hoy se desenvuelve la vida política y social de los españoles.

No me cabe duda que solo un mal espíritu es el que puede inspirar tanto desatino y despropósito en la gobernabilidad de una nación como España, que ha sufrido a lo largo de su historia todo tipo de avatares, que  se tradujeron en invasiones de pueblos y culturas, guerras internas o externas así como el descubrimiento, conquista y civilización de tierras desconocidas allende los mares.

Con no poco esfuerzo se consiguió  que en el siglo pasado llegara a ser  reconocida y respetada en el mundo entero por una gesta histórica y ejemplar como fue la transformación de la nación en una democracia moderna y parlamentaria y que se fraguó con un admirable espíritu de concordia, generosidad y solidaridad de todos los actores que intervinieron en la redacción y proclamación de la Constitución más longeva de la historia de España.

La nueva generación que ha cogido las riendas de nuestro destino parece que se ha propuesto arenizar nuestra historia, prescindir de los próceres y de sus antepasados y embarcarnos en una aventura, que dia a dia, nos traslada a un incierto acontecer. Una extraña pandemia como la que sufre el mundo y que se ha ensañado con nuestra patria, no es excusa para dinamitar toda nuestra arquitectura constitucional que, paso a paso, la brigada demoledora de este gobierno socialcomunista se ha propuesto llevar a cabo.

No deja buen sabor de boca arremeter contra los defectos o los estigmas de una persona, ya se encargan otros de adjetivarlos y airearlos, pero nada me detiene combatir con firmeza y sin  ambages las ideas y decisiones que son  destructoras del bienestar y la dignidad de la persona y por ende de la sociedad en la que vivimos. Los últimos acontecimientos que rodean a la vida española nos preocupan seriamente a quienes nos hemos formado, educado y convivido en los principios del respeto a la ley, el derecho y las instituciones.

Nos enfrentamos a una ideología perversa como  la comunista, que pretende borrar de nuestras mentes cualquier atisbo del crisol de civilizaciones que conformaron nuestra cultura, especialmente las monoteístas donde cristianos, judíos y árabes, han sido hasta ahora el sedimento de un pueblo valeroso y orgulloso que siempre ha combatido a  quienes pretenden someterlo por la fuerza o por la destrucción de sus valores e ideales. ¿Están intentando someternos una vez mas…?

Duele y mucho contemplar la desorientación y  el desconcierto de millones de ciudadanos madrileños ante la caótica situación en la que se encuentra la capital del Reino por la incapacidad manifiesta de las autoridades del Estado para afrontar con profesionalidad y eficacia la grave crisis que nos abruma . Resulta perturbador comprobar cómo los máximos regidores del Estado y de una comunidad autónoma de la relevancia de Madrid, Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso, escenifican con una chirriante parafernalia de banderolas un obligado encuentro y a continuación un desconcertante desencuentro.

Retener y controlar a S.M. El Rey y conquistar el poder de la comunidad más emblemática de España, restringiendo la libertad de movimientos, obstaculizando el funcionamiento normal de las instituciones y asfixiando la economía de sus habitantes es objetivo prioritario del binomio Sánchez/Iglesias para provocar un fuerte malestar social que es el terreno abonado donde la izquierda radical se mueve como pez en el agua. El asalto a la Jefatura del Estado y al poder territorial para disgregarlo ya se ha iniciado…

No contento con esto y aprovechando  el caos reinante, la “ministra” Irene Montero, anuncia la derogación de la Ley del Aborto del 2015 ya que “preocupada” como está por el descenso de la natalidad y el futuro de nuestra capacidad productiva y el sostenimiento del estado del bienestar, seguramente lo que pretende es el libre aborto para que las menores participen también en el festival criminal de destruir la incipiente vida de los seres humanos. Es evidente que para esta tribu libertaria, la vida de un lince, de un gorila o de un atún es mucho más respetable que la de un ser humano concebido y aun no nacido.

En el otro extremo se sitúa la obsesiva fijación del mitómano Sánchez (mitómano es un mentiroso patológico) para imponer la eutanasia o el suicidio asistido. Relegando a Dios en el rincón de las mentes que todavía no han sido o se resisten a ser conquistadas por la nueva ideología socialcomunista, pretenden que el infundado derecho a morir, como el derecho a la vida, solo debe ser  patrimonio del Estado y del  creciente humanismo individualista. Se apoderan de la vida y de la muerte como en el siglo pasado lo hicieron el nazismo y el comunismo con las trágicas consecuencias que  tuvo para millones y millones de seres inocentes.

¿Estamos exclusivamente  ante una batalla sanitaria, económica o política o lo que es aun peor ante una diatriba cultural que puede condicionar nuestras vidas, nuestra colectividad y nuestro sentimiento de pertenencia a una comunidad nacional de intereses? Quizás un ejercicio personal y responsable de reflexión para responder a estos interrogantes, sea hoy más necesario que el   ruidoso e ineficaz enfrentamiento público de los actuales políticos en medios de comunicación y redes sociales que diariamente  nos enerva y  atemoriza.