Federico Delgado publicó “Injusticia” para ayudar al sistema jurídico argentino, que atraviesa una crisis de identidad.  La obra, publicada a través del sello editorial Ariel, plantea un montón de interrogantes. ¿Por qué los jueces no bajan del pedestal?; ¿Cómo actúan los funcionarios públicos?; ¿Cuál es la injerencia de los medios de comunicación?;  y ¿Qué se puede hacer desde adentro para mejorar?.  

El fiscal federal  de Comodoro Py aseguró que “la política se corrió para la Justicia y la Justicia se politizó”.  “Cuando los políticos no logran mayoría en el Parlamento recurren a la Justicia. Los Tribunales se enviciaron, podrían desestimar esas denuncias” aseguró y subrayó “Se convirtieron en mecanismos de vedetismo o corrupción. Los medios de comunicación, que tienen intereses concretos y específicos, se suben y cabalgan sobre algunas denuncias políticas. Se forma un triángulo que rebota en los diarios y en la televisión”. En la Feria del Libro de Almirante Brown señaló que “el problema surge cuando los actores tienen las cartas marcadas”.  “La Justicia está pensada como un juego lealpero perdimos la franqueza. Hay un elemento que hace que la balanza se incline”, admitió.


El fiscal federal Federico Delgado relató los horrores del sistema jurídico argentino. Deficiencias, críticas a la politización y soluciones a futuro. Las claves de un libro polémico.

Hace énfasis en la deshumanización de esa institución. “Muchos cambiaron cuando fueron designados jueces, se apoderaron de sus ornamentos. Norberto Oyarbide tenía ocho custodios, que estaban con él los siete días de la semana. Se escapan del mundo real, viven lejos de los conflictos humanos y pierden el sentido común”, relató.  Por eso reconoce que “muchas sentencias no tienen punto de contacto con la vida de la población”.  “Deberían tener la obligación de viajar una vez a la semana en tren o colectivo”, resaltó.

“Es condescendiente con el poder de turno y es mala cuando las autoridades del país lo dejan”. Algunas manzanas están descompuestas, son las que manejan la batuta. Hay que mejorar los sistemas de designación para que lleguen los mejores y no los amigos”, destacó. La complicidad con la política es una realidad difícil de negar. “El juez Claudio Bonadio tuvo muchos juicios políticos y salió ileso con todos los gobiernos. Ocupa el mismo puesto desde los 90. Alguien los designa y los deja permanecer en el cargo”, remarcó.

Durante su disertación confesó que internet cambió a la humanidad y los Tribunales no son la excepción.  “Cuando entré habían dos o tres periodistas, ahora hay 10 o 12”, ejemplificó y agregó “Se fabrican noticias todo el tiempo. La información se distribuye de forma parcial y arbitraria. Por eso la Justicia tiene que re educarse y establecer una  relación profesional y democrática con todos los medios”. 

Sin embargo, la crítica también recayó en el aspecto social. Consideró que “los argentinos se acostumbraron a la trampa”. “La Justicia tiene mucho que ver con lo que hacemos los ciudadanos. Es importante respetar las reglas en cualquier ámbito. Las prácticas micro son las que demuestran lo macro”, explicó. 

Incluso se atrevió a cuestionar el sistema carcelario. “La Justicia tiene problemas de clase, con los vulnerables es cruel y con los poderosos demasiada buena. La Sociedad fábrica miseria y la respuesta a todo es la cárcel.”, lamentó.   Según el letrado el servicio penitenciario no logra la reintegración del individuo. “No digo que no haya que castigar, hay que repensar la forma. Pueden darles trabajo, mandarlos a construir el asfalto, plantar árboles, educarlos o enseñarles un oficio”, sugirió. 

Señaló que no “hay una entidad que trabaje más allá de laspersonas”, lo que funciona es a pulmón. “Un sistema que resuelve problemas tan complejos no puede depender de la voluntad o estado de ánimo de alguien. Los juzgados carecen de wifi, poseen carpetas obsoletas y todavía usan fax. Son condiciones muy precarias”, enfatizó. Asimismo, reveló el mal trato que recibe el público. “Van por una solución y salen con más problemas, la atención es mala. Las fiscalías y juzgados tardan demasiado”, deslizó.

El funcionario insiste en la necesidad de un reglamento nuevo que exija cursos, exámenes y cumplimiento del horario laboral. Del mismo modo propone la existencia de una oficina de prensa. “Cada juez o fiscal que habla tiene que dar su nombre y apellido,  debemos terminar con las fuentes judiciales”, afirmó.  Delgado desconfía de los cargos vitalicios. “Yo creo en la rotación y frescura, no es sano que nadie esté mucho tiempo en un lugar. Uno se acostumbra y tiene hábitos, entra en una zona de confort”, argumentó.

El foco no es solo político. Tampoco funciona la Justicia Laboral. Un choque de tránsito o un juicio de desalojo pueden demorar diez años. “Injusticia” retrata el panorama conflictivo. El título del libro es una síntesis perfecta de un presente negro. Además de las críticas, el profesional propone futuros cambios. Quizás es tiempo es de sacar la mugre de las entrañas. “Los judiciales tenemos que estudiar y trabajar más, tratar que la institución judicial no sea tan permeable al poder partidario y empresario”, sentenció.