Por Francisco Javier Lara Peláez

¿DÓNDE O POR DÓNDE SE FUE EL SENTIDO COMÚN DEL 78?

Nací en el mes de diciembre de 1970. El Estado de Derecho y la Democracia, estaban a punto de llegar, y llegaron. Con el esfuerzo de nuestros mayores, de todos los colores políticos, se alcanzó el ansiado nuevo orden constitucional, sabiendo perdonar y olvidar o al menos construyendo un país como si se hubiera conseguido olvidar y perdonar.

Se perdonó y se olvidó, por ambos bandos (no nos engañemos, por todos) para avanzar en común para un cambio de régimen político, y poco a poco se consolidó un auténtico estado social y democrático de derecho. Durante décadas, ha habido gobiernos locales, autonómicos y estatales de distintos signos, colores, con distintas formas de gobernar y de hacer política. Al igual que se han obtenido muchos avances y logros en todos estos años, cierto es que se han hecho cosas mal, por todos, y eso es lo que hace que en cada proceso electoral gane un partido u otro. El examen del pueblo de la gestión de los políticos en cada momento.

Durante todos estos años, nuestro poder político, con tantísimas discrepancias, tantos enfrentamientos y con esa ambición de poder absolutamente legítima, ha demostrado que había líneas inquebrantables, como por ejemplo, derechos fundamentales inviolables, la vida, la libertad, la propiedad privada, etc.

También es cierto que entre tantos cargos políticos ha habido quien a título más o menos personal esto le ha importado poco y ha actuado a título individual infringiendo las reglas que el juego de nuestro estado de derecho impone. En la mayoría de los casos, los autores de estos comportamientos, que no dejan de ser minoritarios, lo han pagado y/o lo están pagando.

No menos cierto que el expresidente Zapatero contribuyó a abrir las viejas heridas que se consideraban cerradas por la inmensa mayoría de los españoles y contentando solo a los más extremistas y lo que es peor, se comenzó a radicalizar la extrema izquierda alentada por los populistas que encontraron una vía para ocupar un espacio en el espectro político.

Llegó el presidente Sánchez, de la mano de la tensión provocada por la extrema izquierda y de aquella sentencia que contenía afirmaciones sobre el PP entonces partido del Gobierno, que luego fueron revocadas y dejadas sin efecto por la Audiencia Nacional y por el Tribunal Supremo, y lejos de recoser -el Sr. Sánchez- las heridas abiertas y guiado solo por sus más que demostradas ansias de poder, sí ansias de poder a cualquier precio, unido a una extrema izquierda desbocada, con los separatistas, pro-etarras, y cía., consiguieron que prosperase una legal pero a todas luces ilegítima moción de censura.

A partir de ahí, un gobierno mentiroso. Ambas patas del gobierno día a día mienten y se desdicen de lo que decían cuando eran oposición. Es lo que tiene el populismo. Son decenas los vídeos de hemeroteca que acreditan las contracdicciones, mentiras y la propia desfachatez.

Y es en ese escenario, en el que las reivindicaciones populares, que siempre son necesarias en un estado democrático, dicho sea de paso, se convierten en actos vandálicos, desórdenes públicos, atentado a la policía, destrozo de mobiliario público y privado, coacciones, amenazas, saqueo, etc. y se hace con el aliento de una parte del gobierno y lo que es peor y más grave, la otra parte del gobierno se lo permite.

Se ha perdido la oratoria, las negociaciones, los acuerdos, el buscar consensos. Se ha perdido el espíritu del 78. Ahora prima el exigir, por algunos, la voluntad propia a través del caos, delinquiendo y además pretendiendo que de manera impune. Pero claro, esto solo para una parte de la población, la extrema izquierda, los separatistas y golpistas. Si esto mismo lo hiciese gente de orden, que reivindique pacíficamente y en conforme al orden constitucional, los mismos responsables políticos que animan a los que hoy están delinquiendo, los tacharían de fascistas, fachas y responsabilizarían a PP, Vox o C´s y moción de censura al canto.

Y claro esto obedece al plan urdido por Iglesias, Monedero, Echenique, y unos cuantos que iniciaron el proceso de demolición del estado y de sus instituciones aprovechándose tanto de las miserias de la parte de población mas afectada por la crisis económica como del tan inmoral como desmedido afán de poder y de la soberbia de Sánchez.

Y es que, lo que pretenden es acabar con el régimen del 78 e instaurar la 3ª República. Me pregunto, y prefiero no obtener respuesta, ¿quién la presidiría? ¿Echenique? ¿Iglesias? ¿Montero? ¿Errejón? ¿ Cuál de estos iluminados, nos honrará presidiendo la República Bananera que ellos han decidido conseguir a cualquier precio?

Estos manipuladores, salvadores de un pueblo que no los llamó y no los necesitaba, mentirosos compulsivos, que con sus actos -después de obtener cargos-, han demostrado que nunca tuvieron principios, que nunca los tendrán, que el pueblo les importa bien poco y que lo de seguiré viviendo en Vallecas, o sobre la indecencia de lo que ganan los políticos, o sus pensamientos sobre la corrupción, era como aquello de prometer hasta meter…..

Pedro Sánchez, en lugar de frenar a los populistas dispuestos a dinamitar el estado democrático del que gozamos gracias a todos los que en el 78 decidieron construirlo por encima de sus ambiciones personales y/o de partido, y muy lejos de ejercer de presidente del gobierno de España, con visión de estado (que ni la tiene, ni la tendrá jamás), los fagocita, alienta y protege.

Así que nosotros, los que trabajamos día a día, los que han trabajado toda una vida y gozan ahora de su jubilación, los parados «reales» que por desgracia no encuentran trabajo pesen a que lo buscan, los que amamos a nuestro país, y sobre todo, los que creemos en el régimen del 78 que heredamos y disfrutamos sin haber tenido que pelear y/o sufrir para conseguirlo, por nuestros mayores, por nosotros, por las siguientes generaciones y por el presente y futuro de España, estamos obligados a impedir que cuatro delincuentes disfrazados de políticos con discursos populistas, dinamiten nuestra Democracia. No es suficiente con las bromas en WhatsApp, hemos de tomárnoslo en serio. Es nuestra obligación y en nuestras manos está. Ahora nos toca a nosotros.